Lía Salvo, la mujer que desafía al machismo del Polo en Argentina
Lía Salvo, la elegida por Adolfo Cambiaso para romper el machismo en el polo. ¡Es el tiempo de las mujeres!

Según la polista Lía Salvo, el Polo en Argentina es un deporte muy machista, más que en cualquier otro lugar.
“En Inglaterra y EEUU hay muchas y buenas polistas. Las sociedades son mucho más abiertas y les dieron su lugar antes que en mi país”, asegura
Montada en su yegua, Lía Salvo desafía los límites de un deporte tradicionalmente reservado a los hombres en Argentina. Tras competir en un torneo masculino y haber jugado casi una década en Inglaterra y Estados Unidos, esta polista de 29 años alza la voz para denunciar lo que sucede en su país.
Hace cuatro meses, Salvo saltó a la fama cuando jugó y ganó el prestigioso Abierto del Jockey Club. Junto a Adolfo Cambiaso, el “Messi del polo”, y su equipo de campeones. “En Argentina, tenemos el mejor polo del mundo de hombres, lejos, y no entiendo cómo las mujeres no somos las número uno”. Una reflexion de Lía tras bajarse triunfante del caballo en un partido femenino en el club La Aguada, a 70 km al oeste de Buenos Aires.
Ella lo atribuye al machismo. Con un hándicap de nueve goles en mujeres, el más alto entre las argentinas, y de dos goles cuando juega con varones. Lía se sorprende por las diferencias de género en su entorno. “En Inglaterra y Estados Unidos hay muchas y buenas polistas. Evidentemente las sociedades son mucho más abiertas y les dieron su lugar antes que acá”, reflexiona Lía, que se considera “un eslabón más” del cambio en su país.
Mía Cambiaso
En la Asociación Argentina de Polo hay 460 polistas federadas, los varones son 10 veces más. En ese marco, sorprendió el contundente triunfo ante Inglaterra (13-3) en noviembre. Un inédito amistoso disputado en el césped de Palermo, emblemática cancha de Buenos Aires y meca del polo mundial. Ese día, también jugó la prometedora adolescente Mía, hija de Cambiaso, el mejor del mundo.
Voz autorizada, Cambiaso sueña con hacer un abierto de Palermo en categoría de féminas. “Abierto es que estén las mejores, que haya seis, siete, ocho equipos de las mejores del mundo”, apuesta. Lía se entusiasma con este pronóstico: “De acá a cinco años, las argentinas podemos tener un gran equipo de mujeres para competir de igual a igual, o incluso ser mejores que esas asociaciones americanas e inglesas”, sostiene.
El “lujo” de La Dolfina
En septiembre pasado, Lía jugó y ganó el abierto de polo del Jockey Club. Tras la invitación de Cambiaso a sumarse a las filas de La Dolfina, el equipo campeón. Desde que se sumó a El Paso Polo Ranch, un club fundado por su tío, juega también torneos mixtos (tres mujeres y un hombre por equipo). Y participa en campeonatos de varones como la única mujer.
“Haber jugado el Jockey Club me marcó mucho en mi carrera profesional. Es como meterte en la Fórmula Uno durante dos fines de semana. Disfruté los entrenamientos en La Dolfina, fue un lujo que me pude dar”, confesó esta mujer que vive del polo.
Para Cambiaso, “lo que la hace buena a Lía es que es muy profesional, se dedica ciento por ciento a esto”. “Dio el puntapié inicial. Cuando entiendan que el polo puede ser una profesión, una forma de vida, ahí habrá muchas más chicas”, dice Cambiaso, tras ver ganar a su hija y a Lía, sentado en su rústico jeep.
A la busca de contratos
A los 4 años Lía ya montaba sola a caballo en el campo donde vivía en América, un pueblo a 500 km de Buenos Aires. Y a los 11 le pegaba con el taco a la bocha. De cabello rubio y mediana estatura, dice que heredó la pasión por el polo de su padre. Lo veía jugar casi desde la cuna, y de su tío Joselo (José Luis Salvo), un excampeón de salto en equitación.
Al salir de la escuela secundaria, se enfrentó a una encrucijada. Sus padres querían que estudiara y les tuvo que demostrar que podía hacer de su pasión un modo de ganarse la vida. Para lo cual se empeñó en lograr contratos en el exterior. “Una vez que andas bien a caballo, esa sensación de lograr pegarle a la pelota es muy magnética. Es un deporte muy completo”, concluye.

